miércoles, 31 de julio de 2013

Río que es juicio

No quedan tiempos inocentes
bajo el agua
presa.

La ducha traduce un viejo confesionario,
río y llorando bautismos diarios;
que sus claustros sudan penas, bramidos
de aquellos caracteres indómitos.

Que me apoyo en esas paredes mártires
y chillo.

Que me apoyo,
miento
y me ahogo.

No siendo un río de agua sagrada, sino
un flujo hundido,
la mueca del alma se torna
de color pesado y podrido.

Y sufro con ellas.

Limítate a la muerte 
rocían sus entrañas.

Y miradas que son heridas.






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