miércoles, 30 de octubre de 2013

Noche/Madrugada del 30-10-13

Acabo de fumarme un cigarro, junto a la ventana sacrílega del fondo este de mi habitación.
Si no hay cenicero, acostumbro a dejar caer los restos en un trozo de papel, que después estrujo y tiro.
Hoy resulta que corre un poco de viento.
Al echar las cenizas sobre el nido, éstas han comenzado a supurar una herida, arrasada y corrosiva; que con hermosa ansia, deshilaba la carne blanca.
Lo he doblado y redoblado, pero el calor de la llama seguía advirtiendo mi mano.

Ha quedado grabado en mi memoria el segundo primero de la extensión devastadora; el ocre lamiendo suavemente, diría que amorosamente compulsivo, la celulosa; sí, que es como una piel.

Cigarro tirado,he dejado el pobre manojo al pie de la ventana. Y ahí sigue deshaciéndose, víctima de la corriente fría de acontecerá estos días venideros.
El olor a quemado es ahora el olor de mi habitación. Y ahí sigue, descomponiéndose al otro lado del cristal.
Lo sé porque observo el vestigio de humo que se escapa propiamente de su interior. Y el aroma, como estigma permanente.

Yo sigo escribiendo, mientras mi trozo de papel arde y no lo escribo por mero capricho.
Esa maldita mierda ardida tiene que ver conmigo.


Pero mañana, cuando despierte y abra la ventana, y mire al pie, no encontraré nada: ni papel, ni llama, ni ceniza, No encontraré nada, ni siquiera el puto olor que ahora, y en este mismo instante perfuma cetrino y casi eterno, mi habitación.





viernes, 25 de octubre de 2013

Mea colpa

No me mires así,
como esos, aquellos perros que miran
salpicados de tierra tierna,
mojada
los quejidos parnasianos
de una presa
horizontal.

No me mires así,
Canino
que tú no juegas con ella
como lo hacen crueles los felinos,
tú pides perdón
por una culpa
donde no existe cazador.

Créeme.

La dermis no se vuelve blanca,
la boca no se vuelve roja,
las montañas no se mueven.
La misa no es sagrada,
ni tus palabras
son altar.

No es culpa mía
que creas que me acerco a tu oreja
por ardor o lascivia
cuando, ya sabes,
es más bien cosa de melancolía
e insidia.

Y

¿Qué le hago yo,
si soy la de las manos frías?
No me mires así,
Canino.

No es culpa mía
si crees o piensas que
soy tristeza desvalida.

O una señal inversa.

No, Canino,
créeme
no es culpa mía.





sábado, 12 de octubre de 2013

Quería (quiero) tan sólo intentar vivir lo
que tendía (tiende) a brotar espontáneamente
de mí. ¿Por qué había (es) de serme
tan difícil?

                                                                     H.H.


jueves, 3 de octubre de 2013

miércoles, 2 de octubre de 2013

La hondonada creciente

Inicua
la mascarada
del espíritu vulnerable

detestable en los ojos enrojecidos

Inicua
la venganza
del cuerpo en el púlpito

con la piel a punto contradicho

Vacua
la comedia
en la comisura
de tus labios

Vacua
tu mano miserable
hondonando
bajo mi falda

Pretenciosa la sal

Silenciado el chillido

salvo por lo literal
de su sonido

Y peligroso
el mundo decreciente

a nuestros pies